lunes, 30 de junio de 2014
Los anabaptistas
12:38
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EL RECOBRO DE LA VERDAD
Después de la Reforma llegamos al período comprendido entre el siglo dieciséis y el dieciocho. En 1524 surgieron
en Alemania los anabaptistas, un grupo de creyentes que consideraban
nulo el bautismo de infantes que se hacía por aspersión y, por ende,
bautizaba a los creyentes adultos.
Ellos
seguían a los hermanos predecesores de Lhota, quienes predicaban que el
creyente debe bautizarse después de creer. Antes, tanto la Iglesia
Católica Romana como la Luterana bautizaban a los niños rociándoles agua. Los anabaptistas
no sólo predicaban la verdad de la justificación por la fe, sino que
avanzaron y bautizaban a los creyentes que habían sido justificados por
la fe. Después de que la Iglesia Anglicana fue establecida en
Inglaterra, los anabaptistas afirmaron que la iglesia no tenía nada que
ver con la política, y por esta razón fueron perseguidos y exiliados.
Las Verdades Recobradas
12:36
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LAS VERDADES RECOBRADAS
DURANTE EL SIGLO DIECISÉIS
Desde
el siglo dieciséis en adelante, Dios ha estado recobrando diferentes
verdades. La era de la Reforma, que transcurrió durante el siglo
dieciséis, fue una época de cambios monumentales en el campo religioso.
Esto no quiere decir que antes de ese siglo no se hubiese recobrado
nada, pues sí se recobraron algunas verdades; sin embargo, desde el
siglo dieciséis en adelante hubo cambios notables. Podemos clasificar la
historia a partir de la era de la Reforma en cuatro períodos: el
primero, la era de la Reforma; el segundo, el período después de la
Reforma, del siglo dieciséis al dieciocho; el tercero, el siglo
diecinueve; y el cuarto, el siglo veinte.
viernes, 6 de junio de 2014
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10:42
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El encargo del apóstol.
En 1Timoteo 1:18 dice:
“Timoteo, hijo mío, te confío este encargo en conformidad con las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, para que por ellas milites la buena milicia”La palabra “encargo” del versículo 18, según la usa el apóstol, incluye todos los asuntos mencionados en los versículos anteriores, del 1 al 17. Aquí vemos, por el lado positivo, la economía de Dios y las enseñanzas diferentes por el lado negativo. El encargo que Pablo le hace a Timoteo consiste en la economía de Dios y las enseñanzas diferentes.
La fe subjetiva.
Inmediatamente después que el apóstol le hace el encargo a Timoteo, explicando el medio para cumplir con el encargo y una consecuencia práctica, en el versículo 19, dice:
“Manteniendo la fe”Aquí “fe” se refiere a la acción de creer, que surge cuando tenemos contacto con la Palabra () y Dios se infunde en nosotros por este medio y por el Espíritu. Esta fe, que es subjetiva porque está y opera en nuestro interior, uniéndonos con Dios, enfatizando el Espíritu y la vida, por ello es orgánica; es real, no simbólica; es viviente, no alegórica, quiere decir, ocurre en realidad en la esfera de la fe, por medio de la Palabra y a partir del Espíritu, que es Dios en Cristo como el Espíritu al infundirse en nosotros. Esta fe implica la acción de creer, caracteriza a los que creen en Cristo y los distingue de los que guardan la ley, que hace hincapié en la letra, la forma de ordenanzas, la relación con la letra ¡Amén!
Vida y naturalezas divinas que nos hacen hijos de Dios.
De esta forma recibimos la vida y la naturaleza divinas que permite que seamos engendrados como hijos verdaderos de Dios, miembros del Cuerpo de Cristo y el nuevo hombre, que expresará a Dios por toda la eternidad. La fe en nuestro interior genera una unión orgánica con el Dios Triuno. Debemos militar la buena milicia por / con esta clase de fe. Ser soldados o milicianos teniendo esta clase de fe, que permite a Dios llevar a cabo Su economía en / entre nosotros para llevar a cabo Su propósito. Esta es la clase de fe con la que debemos funcionar y no intentando cumplir la ley.
Pablo era muy claro con respecto a que militar la buena milicia, es decir, la milicia que cumple el propósito de Dios, que está centrada en la economía de Dios (de la que el apóstol es modelo) es por medio de la fe y no por las obras de la ley. ¡Aleluya! La fe proviene de nuestro contacto con Dios y nos introduce en una unión orgánica con Dios.
Una buena conciencia.
“[Manteniendo...] una buena conciencia” (1Ti 1:19).
Además de la fe, necesitamos una buena conciencia. Buena en el sentido de limpia, pura, sin ofensa, tal como vemos en Hechos 24:16. Esta buena conciencia cuida y guarda nuestra fe; la preserva y la protege. Es el órgano que Dios toca una vez que hemos tenido contacto con Él por la fe. Nuestra vida cristiana necesita una conciencia sin ofensas ni impurezas. Nuestra conciencia se mantiene limpia y sensible al tener contacto con el Señor.
Cuando permanecemos en el espíritu y nuestra relación con Dios no tiene obstáculos ni impedimentos, nuestra conciencia se mantiene saludable. Nuestra vida cristiana ha de ser un vivir en continua comunión con Dios para tener una buena conciencia que salvaguarda la fe y nuestra vida cristiana. Siempre que haya alguna ofensa sin solucionar en nuestra conciencia la fe se escapará, no podrá operar apropiadamente. Sentiremos que no la tenemos, que no está. Para militar en contra de las enseñanzas diferentes en cualquier iglesia local, debemos guardar la fe, que es el contenido que es guardar la fe, debemos tener fe y buena conciencia. Sin esto sucumbiremos ante las enseñanzas diferentes. Ceder ante las enseñanzas diferentes no es dejar de pelear exteriormente, sino el perder nuestra buena conciencia, que dejará escapar nuestra fe subjetiva y de este modo dejaremos de llevar a cabo el encargo del apóstol que nos hace a todos a través de Timoteo.
La fe objetiva.
Guardar la fe es objetivo. Aquí “fe” se refiere a todo lo todo lo que creemos, al contenido del evangelio completo según la economía neotestamentaria de Dios.
Referencia: Estudio vida de 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón, mensaje 2,
disponible online en Living Stream Ministry
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