En el comienzo de todo, en la eternidad pasada, antes que el tiempo existiera, estaba
la Palabra. “En el principio era la Palabra y la Palabra estaba con Dios y
la Palabra era Dios” (
Jn 1:1).
Cristo es la Palabra de Dios como la definición, la explicación y la expresión de Dios. La Palabra es Dios definido, explicado y expresado. Dios es misterioso (nadie lo había visto o conocido) pero
Él fue explicado, mostrado, definido y expresado en Su Palabra, que es Cristo mismo. Alabamos al señor porque Dios ya no está escondido. ¡Podemos leer Su Palabra ejercitando nuestro espíritu y podemos ver a Dios expresado, definido, accesible y explicado en
Su Palabra! ¡Como definición, expresión y explicación de Dios,
la Palabra de Dios es eterna, existente en Sí misma y no tiene comienzo o final! Cristo como el segundo de la Trinidad es la Palabra de Dios, una Persona viviente. Él expresa a Dios, define a Dios y explica a Dios a nosotros. Cuando estaba en la tierra, Él como la Palabra fue tabernáculo entre nosotros (en el griego “tabernáculo” es un verbo en este versículo, no un sustantivo, por eso Él “tabernaculizó” estando entre nosotros) (
Jn 1.14) lleno de gracia y de realidad. ¡Él no estaba separado de Dios, sino que, como la Palabra de Dios, Cristo era uno con Dios y lo expresó, lo definió y lo explicó de una manera completa y perfecta! ¡Qué maravilloso lo que
Cristo como la Palabra de Dios es para nosotros! Además, tal como vemos en
Jn 1:4,
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Cristo como la Palabra de Dios está lleno de la vida divina. Él es la vida (
Jn 11:25;
14:6) y
Él vino para que nosotros tuviéramos vida y vida en abundancia (Jn 10:10). ¿Donde se encuentra esté Cristo hoy para que nosotros tengamos vida?...